¿Está llegando la gentrificación a Samaipata?

Valentina Panaigua

Entre las montañas pintorescas de Santa Cruz se ubica el pueblo de Samaipata, cuyo nombre significa “lugar de reposo entre montañas” y el más amado entre mochileros “gringos”. Ha dado hogar a una extensa variedad de etnias cruceñas, como guaraníes, guarayos, arahuacos, etc, que han logrado vivir en armonía con la naturaleza desde los años 1600. 

El atractivo de Samaipata radica en su impresionante paisaje, que incluye exuberantes bosques, cascadas y ruinas antiguas, al igual que su agraciada plaza y mercaditos de los alrededores, sin mencionar sus platos típicos como el chancho al palo y el refresco de guayaba. 

Todas estas características son un regalo para la vista para muchos mochileros y turistas sudamericanos y europeos (por lo general) que buscan dejar atrás sus vidas en el exterior con sus ciudades bulliciosas y despiertas de día y de noche.

Tuve una corta conversación con una mujer de edad media vendiendo manillas y collares coloridos en el mercado. Me mencionó que decidió mudarse a Samaipata después de darse cuenta que la vida ahí era simple y barata, al igual que hermosa, por la comunidad “hippie” que la habitaba. También hablé con una señora que vendía helados en la plaza y me dijo que “los hippies no han parado de multiplicarse desde los años 80 aquí en mi pueblito”. No mucho después del intercambio de palabras, una pelea se armó entre un cambita y un choco que vendía piedras preciosas. Aparentemente, estaba instalando su puesto frente a la casa del señor y no tenía permiso para vender. Durante el despelote, intercambiaron insultos como “flojo”, “indio”, “hippie” y “marihuanero”. Ahí fue cuando me di cuenta que la relación entre las personas nativas de Samaipata y los “hippies” no es del todo armoniosa.

A pesar de que el amor por este pueblo ha aumentado, también lo han hecho los precios de las viviendas y los costos de vida. Los terrenos que alguna vez fueron asequibles para los samaipateños, ahora están siendo comprados por turistas y mochileros adinerados que buscan aprovechar la vida simple y segura. Este fenómeno ha tomado muchos nombres, pero el más conocido se llama “gentrificación”. 

En México, la gentrificación ha aumentado en áreas urbanas como el Distrito Federal, Guadalajara y Oaxaca, especialmente en barrios históricos o culturalmente ricos. En el caso de los samaipateños, este fenómeno ha generado preocupaciones sobre la pérdida de identidad cultural y la exclusión socioeconómica de los lugareños. 

La llegada de la gentrificación a Samaipata es de larga data, pero ya se están pudiendo ver más de sus efectos. A medida que aumenta el interés de los mochileros que deciden quedarse en este patrimonio de la humanidad, los samaipateños se enfrentan a las consecuencias. Es necesario que se encuentre un equilibrio entre la preservación de la cultura Samaipatena y la promoción del turismo responsable que beneficie a todo el pueblo.